Disponernos para investigar la Biblia (Lección 3)

domingo, 18 de agosto de 20130 comentarios


Es importante disponer nuestro corazón para estudiar la Biblia


Fernando Alexis Jiménez
Hace algún tiempo escuché la historia de una mujer de avanza edad que, en un pueblo perdido de Centroamérica, no perdía servicio en la Iglesia. ¡No sabía leer pero prestaba mucha atención cuando leían la Biblia! Literalmente, a sus 74 años, memorizaba cada pasaje.

Hacia el atardecer del domingo, aprovechando que muchas personas iban al parque, llevaba su vieja Biblia. Se acercaba a cualquier parroquiano y le pedía el favor de buscar determinado texto. Nadie se negaba, por supuesto. Luego le pedía que leyera el texto en alta voz. Y cuando terminaban de hacerlo, ¡les predicaba el Evangelio de Jesucristo!


Esta humilde señora no tenía limitación alguna, a pesar de que no sabía siquiera deletrear. A su manera, interpretaba las Escrituras, las aplicaba a la cotidianidad… ¡Y predicaba las Buenas Nuevas de Salvación!

No podemos, entonces, entender los impedimentos y barreras que muchas personas levantan cuando de estudiar la Biblia se trata. Es muy sencillo. Es esencial que desde hoy desmitifiquemos la idea de que sólo es para eruditos, personas con alto nivel académico, intelectual, líderes de iglesia o personas sumamente espirituales. ¡Usted y yo estamos llamados a desarrollar la capacidad de hacer un estudio sistemático de lo que nos enseña el libro Sagrado para poder enseñarlo a otras personas.

Depender de Dios al acercarnos al texto bíblico

Hemos visto hasta el monumento tres grandes fundamentos: la lectura inicial del pasaje bíblico (Información), el descubrir lo que enseña (Interpretación o también Observación) y la manera como podemos asimilar cada principio en nuestra cotidianidad (Aplicación)

Cuando lo hacemos, es decir, estudiamos la Biblia, lo hacemos con reverencia, de ahí que es esencial que pidamos a Dios que nos conceda sabiduría (Santiago 1:5). Recuerde que aproximarnos a Su Palabra no nos traerá confusión, porque Dios nos guiará en los pasos apropiados. Él es un Dios de orden, no de confusión (Cf. 1 Corintios 14:33)

En ese orden de ideas, la disciplina que debemos asumir diariamente si deseamos ser buenos estudiantes de la Biblia, tiene dos pilares: el primero, oración, y el segundo: estudio sistemático de las Escrituras.

Recuerde que el primer beneficiado será usted, porque la enseñanza traerá transformación a su vida. La Palabra de Dios permanece para siempre (1 Pedro 1:25)

¿Por qué razón? Porque cuando comprendemos lo que nos dice el Padre celestial en el texto, y lo aplicamos a  nuestra existencia, estamos preparados para transmitir esos principios a otras personas.

Sugerencias útiles para comenzar

Recuerde tener siempre a mano:

1. Una o varias versiones de la Biblia
2. Leer cuidadosamente los títulos o encabezados de los pasajes bíblicos (Le orientarán sobre lo que trata el texto)
3. Lea las notas de referencia que le conducen a otro texto bíblico, porque le permitirá ampliar el conocimiento sobre algún tema, especialmente si se trata de pasajes paralelos
4. Lea con detenimiento las notas marginales, que generalmente son comentarios que hacen algunos eruditos sobre el pasaje que está leyendo
5. Si tiene la forma de hacerlo, consulte mapas y cuando haya referencia a algún sitio geográfico en esperial, búsquelo. Generalmente los hallará al final de la Biblia.

Características de un estudiante de la Biblia

Además de la oración y desarrollar un estudio sistemático de las Escrituras, todo estudiante de la Biblia debe observar al menos siete características que comparto con usted:

1. Disposición para aprender. Si en nosotros hay auto suficiencia o quizá prejuicios, tenemos de entrada una enorme dificultad para ser un buen estudiante bíblico. Recuerde: la Biblia es la Palabra de Dios y es necesario que estemos dispuestos a ser enseñados por Él (Esdras 7:10; Cf. Mateo 5:6)

Dependemos de Dios, en oraciòn, al estudiar la Biblia
2. Disposición de encontrar lo que Dios desea decirnos. No se trata de un libro cualquiera. La Biblia es un texto maravilloso en el que siempre aprenderemos algo nuevo de parte del Señor, quien nos habla a través de ella (Cf. Efesios 3:4)

3. Disposición para ser transformados por la Palabra. Cuando nos acercamos a la Biblia, aprendemos principios que—si los llevamos a nuestra vida--, nos traerán cambio y crecimiento personal y espiritual--. (2 Timoteo 3:16)

4. Aprender para poder enseñar a otros. A menos que nos dispongamos para Dios, para ser enseñados por Su Palabra, no podríamos enseñar a otros. Humildad para aprender, disposición para transferir a otros esos conocimientos, ese trato del Señor (2 Timoteo 2:15; Cf. 1 Pedro 3:15; Lucas 8:15)

5. Disposición para investigar. Si bien es cierto, la Biblia se interpreta así misma, es necesario que dispongamos nuestro corazón para inquirir y seguir buscando, tal como hicieron los cristianos de Berea, en el primer siglo (Hechos 17:11)

6. Disposición para librarnos de prejuicios. Quizá creemos que la Biblia es para fanáticos, religiosos, personas que se conforman con un versículo y se dejan lavar el cerebro. ¡Tremendo error! Siempre debemos observar humildad al leerla, dispuestos a encontrar algo nuevo, aprender y respetar las Escrituras porque provienen de Dios mismo (1 Tesalonicenses 2:13)

7. Depender de Dios para cambiar. No conozco a la primera persona que haya abierto su corazón al obrar de Dios a través de las enseñanzas de la Palabra, que no haya cambiado. Simplemente dispusieron su corazón al inquirir sobre las Escrituras, y dejaron que Dios tratara sus vidas. Los resultados, sin duda, son maravillosos--. (Santiago 1:22)

Tres recomendaciones finales

Para terminar la Lección de hoy, me permito formularle tres recomendaciones de suma importancia:

1. Lea despacio y con suno cuidado. Leer superficialmente no nos lleva a otra cosa que a los equívocos, a conclusiones erradas. Por eso, además de armarse de paciencia y perseverancia, tome una libre de anotaciones y apunte los aspectos relevantes de los estudios que vaya haciendo.

2. Use el entendimiento. No podemos desechar la lógica, porque con frecuencia leemos y leemos y no encontramos sentido a la lectura. Por ese motivo, si dispuso su corazón para estudiar la Biblia, es para adentrarse en ese proceso, y no leer por leer, para llenar un vacío.

3. Comprenda las diferencias inter-culturaes. Las personas a las que se dirigió inicialmente el mensaje tenían un marco cultural, religioso, económico y social distinto al nuestro. Ese simple hecho debe llevarnos a tratar de entender qué quería decir el autor, cómo recibieron los destinatarios el mensaje y—ahora sí—de qué manera aplica a nuestro tiempo.

Le invitamos a estar atento a la próxima Lección que, puedo asegurarle, será apasionante.

© Fernando Alexis Jiménez    E-mail webestudiosbiblicos@gmail.com
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