Los Cuatro Evangelios (Lección 13)

domingo, 27 de octubre de 20130 comentarios

Es muy importante estudiar con cuidado los Evangelios

Fernando Alexis Jiménez 
Cuando comenzamos a estudiar los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos encontramos con relatos que encajan perfectamente en el género literario de las Biografías.

Su importancia es relevante porque si bien el Antiguo Testamento nos anunció la venida del Hijo de Dios, en los relatos evangélicos vemos el cumplimiento de las profecías y el ministerio que terrenalmente desarrolló nuestro amado Salvador.

Como recordaremos, el Nuevo Testamento contiene relatos biográficos (los Evangelios), de carácter histórico (los Hechos de los Apóstoles), de doctrina y enseñanza (las cartas de Pablo, Pedro, Judas y Juan) y del género apocalíptico (el Apocalipsis)


La palabra Evangelio traduce, en el español, “Buenas Nuevas”. Cada autor tiene su propia perspectiva, pero los cuatro relatos –en su conjunto—exaltan la obra liberadora y redentora del Mesías.

Una característica que les identifica es que no abundan en detalles sobre la infancia y adolescencia del Señor Jesús y los escritores son selectivos poniendo por escrito escenas que tuvieron ocurrencia en por lo menos 51 días de los doce mil que vivió el Salvador.

Las descripciones que se realizan sobre el Redentor, en su mayoría, tienen soporte histórico, incluso por autores seculares. Aun cuando los Evangelios transfieren una enseñanza de carácter espiritual, hay fundamento que permite corroborar su ocurrencia en el tiempo y lugar geográficos que se indican. Esa es la forma como comprobamos que Dios ha intervenido en la historia del hombre y, sin duda, seguirá haciéndolo.

¿Existen discrepancias entre los Evangelios?

Los críticos de las Buenas Nuevas de Salvación toman un primer argumento para desestimar el ministerio del Señor Jesús. Señalan que hay discrepancias en los textos.

Ahora, tengamos en cuenta que los autores escribieron en circunstancias y lugares geográficos distintos, y que a su vez, el mensaje iba dirigido a públicos distintos. De ahí que haya detalles que parecieran no concordar al pie de la letra cuando se refieren a:

a. El ministerio de Juan el bautista –que preparó el ministerio del Señor Jesús--.
b. Los relatos sobre los milagros del Señor Jesús
c. La última semana que pasó el Señor Jesús en Jerusalén
d. Detalles sobre su pasión y muerte
e. Los relatos sobre la Resurrección

Insisto en que los autores tenían propósitos diferentes y estaban encaminados a públicos distintos, lo que lleva a pensar que las aparentes contradicciones obedecen a la diversidad de objetivos que se habían trazado al escribir.

Los escritores de los Evangelios utilizaron distintos métodos para organizar sus ideas y sus textos. Mientras que un relato puede ser cronológico, por rigurosidad histórica, otro puede enfatizar más en los temas que se abordan. Insisto: Todo depende del objetivo que tenía el evangelista.

Las enseñanzas del Señor Jesús estaban dirigidas a públicos variados y quizá los autores consideraron—desde su perspectiva—unas más relevantes que otras. No obstante la enseñanza final estuvo dirigida al mismo punto, si se toma el trabajo de hacer el paralelo entre un relato y otro.

Recordemos que tres de los Evangelios: Mateo, Marcos y Lucas, son muy parecidos y se les conoce como “sinópticos” mientras que el escrito por Juan, pareciera tener un enfoque distinto. No obstante, los cuatro tienen un común denominador: Exaltan al Señor Jesucristo.

Aspectos particulares y coincidencias de los Evangelios

Le invito a considerar el siguiente cuadro entre las singularidades y las coincidencias de los cuatro Evangelios, según uno de los teólogos contemporáneos de mayor influencia: Everett F. Harrison, en su libro “Introducción al Nuevo Testamento:

EVANGELIO
PECULIARIDADES
COINCIDENCIAS
Marcos
7
93
Mateo
42
58
Lucas
59
41
Juan
92
86

Ahora, sin duda se estará preguntando: ¿Cómo cuatro relatos escritos en distintos lugares, en circunstancias disímiles y autores diferentes, tienen tantos elementos en común siendo que ellos no podían comunicarse entre sí? La respuesta puede obedecer a varios factores:

1. El primero y más grande: La inspiración de Dios. Todos ellos estaban cumpliendo un propósito: Exaltar a Jesucristo.

2. La transmisión oral que se hizo sobre los acontecimientos que rodearon al Señor Jesús fueron muy fieles a pesar del paso de los años.

3. La fuente de inspiración para los cuatro evangelios fue el Señor Jesús. Ninguno de los cuatro autores tenía el propósito de controvertir su ministerio terrenal.

4. En algunos casos, pudo darse que un autor evangélico tomó como fundamento, el relato de su consiervo evangelista.

5. El primero de los cuatro evangelios fue el de Marcos, que se considera—a pesar de ser el más corto—el que recoge hechos muy fidedignos.

¿Por qué se escribieron los Evangelios?

El argumento más sólido es que Dios ha dejado a través de sus siervos, testimonio de su intervención en la historia de la humanidad, y más tratándose del ministerio terrenal que desarrolló su Amado Hijo.

Los creyentes del primer siglo, comenzando por quienes fueron los discípulos de Jesús, querían dejar por escrito los acontecimientos de la obra Redentora y preservar para la posteridad lo que Él había enseñado.

Otro de los objetivos era dejar, sistemáticamente organizadas, las enseñanzas del Maestro que necesitaba la naciente comunidad de creyentes. Les transmitían qué creer, cómo comportarse y qué podían esperar: la vida eterna.

Otro elemento que debemos tener en cuenta es que al surgir la iglesia cristiana, se enfrentaba oposición y se debía refutar las enseñanzas contrarias.

¿Cómo aproximarnos a los Evangelios?

Si vamos a estudiar los Evangelios es esencial que tengamos en cuenta el autor, fecha en que se redactaron los textos, tema general, énfasis del autor y qué propósito le asistía.

Como en todo estudio sistemático de las Escrituras, es importante que tenga en cuenta el contexto: el antes y el después que se escribieron los libros—estudiando capítulo y versículos-.

Estudie, además del pasaje en el que se encuentra, los relatos paralelos. Tenga en cuenta esta recomendación, mucho más cuando se trata de fundamento para predicar un mensaje con base en esa selección de versículos.

Procure identificar el propósito que tiene el autor del Evangelio, cuál fue el énfasis que puso en el contenido y los objetivos que, se aprecia, podría tener. Recuerde que los autores registraron escenas de la vida del Señor Jesús que encierran una enseñanza.

Otra recomendación es tener en cuenta el contexto histórico. Evalúe en qué circunstancia se dio el relato. ¿Qué estaba ocurriendo?¿En qué lugar geográfico se encontraba en ese momento el Señor Jesús? ¿A qué público específico se dirige el autor?¿Cuál pudo ser la razón por la cual el autor registró el incidente?

Encuentre la enseñanza que encierra, para nuestro tiempo, el pasaje de los Evangelios que está usted estudiando.

Los Evangelios exaltan la obra redentora del Señor Jesús
Tenga en cuenta las parábolas

Las parábolas ocupan un lugar de significación en los Evangelios, no solo sirven para ilustrar un aspecto en particular, sino también para poner de presente alguna verdad del Reino de Dios (Cf. Mateo 13:10-16).

Su interpretación debe hacerse teniendo en cuenta las costumbres de la época, los valores que procuraban transmitir y de qué manera, se facilitaba su comprensión. Por lo general, las parábolas encerraban una única idea y es ese objetivo que se perseguía, el que debemos identificar claramente.

Es importante, si nos encontramos con una parábola, compararla con el texto paralelo que hay en los Evangelios.

Si tiene alguna inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al (0057)317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

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