Es muy importante estudiar con cuidado los Evangelios |
Fernando Alexis Jiménez
Cuando comenzamos a
estudiar los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos encontramos con
relatos que encajan perfectamente en el género literario de las Biografías.
Su importancia es
relevante porque si bien el Antiguo Testamento nos anunció la venida del Hijo
de Dios, en los relatos evangélicos vemos el cumplimiento de las profecías y el
ministerio que terrenalmente desarrolló nuestro amado Salvador.
Como recordaremos, el
Nuevo Testamento contiene relatos biográficos (los Evangelios), de carácter histórico
(los Hechos de los Apóstoles), de doctrina y enseñanza (las cartas de Pablo,
Pedro, Judas y Juan) y del género apocalíptico (el Apocalipsis)
La palabra Evangelio
traduce, en el español, “Buenas Nuevas”.
Cada autor tiene su propia perspectiva, pero los cuatro relatos –en su conjunto—exaltan
la obra liberadora y redentora del Mesías.
Una característica que
les identifica es que no abundan en detalles sobre la infancia y adolescencia del
Señor Jesús y los escritores son selectivos poniendo por escrito escenas que
tuvieron ocurrencia en por lo menos 51 días de los doce mil que vivió el
Salvador.
Las descripciones que se
realizan sobre el Redentor, en su mayoría, tienen soporte histórico, incluso
por autores seculares. Aun cuando los Evangelios transfieren una enseñanza de carácter
espiritual, hay fundamento que permite corroborar su ocurrencia en el tiempo y
lugar geográficos que se indican. Esa es la forma como comprobamos que Dios ha
intervenido en la historia del hombre y, sin duda, seguirá haciéndolo.
¿Existen discrepancias entre los Evangelios?
Los críticos de las
Buenas Nuevas de Salvación toman un primer argumento para desestimar el
ministerio del Señor Jesús. Señalan que hay discrepancias en los textos.
Ahora, tengamos en
cuenta que los autores escribieron en circunstancias y lugares geográficos
distintos, y que a su vez, el mensaje iba dirigido a públicos distintos. De ahí
que haya detalles que parecieran no concordar al pie de la letra cuando se
refieren a:
a. El ministerio de Juan el bautista –que preparó
el ministerio del Señor Jesús--.
b. Los relatos sobre los milagros del Señor Jesús
c. La última semana que pasó el Señor Jesús en
Jerusalén
d. Detalles sobre su pasión y muerte
e. Los relatos sobre la Resurrección
Insisto en que los
autores tenían propósitos diferentes y estaban encaminados a públicos
distintos, lo que lleva a pensar que las aparentes contradicciones obedecen a
la diversidad de objetivos que se habían trazado al escribir.
Los escritores de los
Evangelios utilizaron distintos métodos para organizar sus ideas y sus textos. Mientras
que un relato puede ser cronológico, por rigurosidad histórica, otro puede
enfatizar más en los temas que se abordan. Insisto: Todo depende del objetivo
que tenía el evangelista.
Las enseñanzas del Señor
Jesús estaban dirigidas a públicos variados y quizá los autores consideraron—desde
su perspectiva—unas más relevantes que otras. No obstante la enseñanza final
estuvo dirigida al mismo punto, si se toma el trabajo de hacer el paralelo
entre un relato y otro.
Recordemos que tres de
los Evangelios: Mateo, Marcos y Lucas, son muy parecidos y se les conoce como “sinópticos”
mientras que el escrito por Juan, pareciera tener un enfoque distinto. No
obstante, los cuatro tienen un común denominador: Exaltan al Señor Jesucristo.
Aspectos particulares y coincidencias de los Evangelios
Le invito a considerar
el siguiente cuadro entre las singularidades y las coincidencias de los cuatro
Evangelios, según uno de los teólogos contemporáneos de mayor influencia:
Everett F. Harrison, en su libro “Introducción al Nuevo Testamento:
EVANGELIO
|
PECULIARIDADES
|
COINCIDENCIAS
|
Marcos
|
7
|
93
|
Mateo
|
42
|
58
|
Lucas
|
59
|
41
|
Juan
|
92
|
86
|
Ahora, sin duda se
estará preguntando: ¿Cómo cuatro relatos escritos en distintos lugares, en
circunstancias disímiles y autores diferentes, tienen tantos elementos en común
siendo que ellos no podían comunicarse entre sí? La respuesta puede obedecer a
varios factores:
1. El primero y más grande: La inspiración de
Dios. Todos ellos estaban cumpliendo un propósito: Exaltar a Jesucristo.
2. La transmisión oral que se hizo sobre los
acontecimientos que rodearon al Señor Jesús fueron muy fieles a pesar del paso
de los años.
3. La fuente de inspiración para los cuatro
evangelios fue el Señor Jesús. Ninguno de los cuatro autores tenía el propósito
de controvertir su ministerio terrenal.
4. En algunos casos, pudo darse que un autor
evangélico tomó como fundamento, el relato de su consiervo evangelista.
5. El primero de los cuatro evangelios fue el de Marcos, que
se considera—a pesar de ser el más corto—el que recoge hechos muy fidedignos.
¿Por qué se escribieron los Evangelios?
El argumento más sólido
es que Dios ha dejado a través de sus siervos, testimonio de su intervención en
la historia de la humanidad, y más tratándose del ministerio terrenal que
desarrolló su Amado Hijo.
Los creyentes del primer
siglo, comenzando por quienes fueron los discípulos de Jesús, querían dejar por
escrito los acontecimientos de la obra Redentora y preservar para la posteridad
lo que Él había enseñado.
Otro de los objetivos
era dejar, sistemáticamente organizadas, las enseñanzas del Maestro que
necesitaba la naciente comunidad de creyentes. Les transmitían qué creer, cómo
comportarse y qué podían esperar: la vida eterna.
Otro elemento que
debemos tener en cuenta es que al surgir la iglesia cristiana, se enfrentaba
oposición y se debía refutar las enseñanzas contrarias.
¿Cómo aproximarnos a los Evangelios?
Si vamos a estudiar los
Evangelios es esencial que tengamos en cuenta el autor, fecha en que se
redactaron los textos, tema general, énfasis del autor y qué propósito le
asistía.
Como en todo estudio
sistemático de las Escrituras, es importante que tenga en cuenta el contexto:
el antes y el después que se escribieron los libros—estudiando capítulo y
versículos-.
Estudie, además del
pasaje en el que se encuentra, los relatos paralelos. Tenga en cuenta esta
recomendación, mucho más cuando se trata de fundamento para predicar un mensaje
con base en esa selección de versículos.
Procure identificar el
propósito que tiene el autor del Evangelio, cuál fue el énfasis que puso en el
contenido y los objetivos que, se aprecia, podría tener. Recuerde que los
autores registraron escenas de la vida del Señor Jesús que encierran una
enseñanza.
Otra recomendación es tener
en cuenta el contexto histórico. Evalúe en qué circunstancia se dio el relato.
¿Qué estaba ocurriendo?¿En qué lugar geográfico se encontraba en ese momento el
Señor Jesús? ¿A qué público específico se dirige el autor?¿Cuál pudo ser la
razón por la cual el autor registró el incidente?
Encuentre la enseñanza
que encierra, para nuestro tiempo, el pasaje de los Evangelios que está usted
estudiando.
Los Evangelios exaltan la obra redentora del Señor Jesús |
Tenga en
cuenta las parábolas
Las parábolas ocupan un
lugar de significación en los Evangelios, no solo sirven para ilustrar un
aspecto en particular, sino también para poner de presente alguna verdad del
Reino de Dios (Cf. Mateo 13:10-16).
Su interpretación debe
hacerse teniendo en cuenta las costumbres de la época, los valores que
procuraban transmitir y de qué manera, se facilitaba su comprensión. Por lo
general, las parábolas encerraban una única idea y es ese objetivo que se
perseguía, el que debemos identificar claramente.
Es importante, si nos
encontramos con una parábola, compararla con el texto paralelo que hay en los
Evangelios.
Si tiene alguna
inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
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