Los libros de la Ley, ¿en qué consisten y cómo estudiarlos? |
Ya hemos atravesado una de las etapas más
dispendiosas pero a la vez enriquecedoras: el análisis de los textos bíblicos,
observando con cuidado su contexto, normas gramaticales, de sintaxis así como
las diferentes figuras y géneros literarios utilizados. Comprendo que puede
parecer engorroso, pero es esencial si queremos tener una aproximación más
profunda a la Palabra de Dios.
Le invito para que nos acerquemos a una división
sencilla de los diferentes libros que contemplan el conjunto de la Biblia, para
luego adentrarnos en los libros de la Ley.
Libros
del Antiguo Testamento
Estos libros se dividen en cuatro grandes segmentos,
de la siguiente manera:
Libros de Poesía (5)
Libros de Profecía (17)
Libros de la Ley (5)
Libros de Historia (12)
Libros
del Nuevo Testamento
Libros de Biografía (4)
Libros de Historia (1)
Epístolas (21)
Profecía (1)
Ahora, ¿Cómo identificamos a qué categoría
pertenecen? Es necesario un estudio detenido, teniendo en primera instancia,
una aproximación al tipo de prosa que se utiliza. Ese paso será muy útil en el
proceso de saber si se trata de libros de poesía, historia, profecía, la ley,
biografías o epístolas.
¿Cuáles
son los Libros de la Ley?
Los libros de la Ley son cinco: Génesis, Éxodo,
Levítico, Números y Deuteronomio. Les invito para que veamos una breve síntesis
de cada uno de ellos:
Génesis. Significa "generación" u origen. El nombre nos
indica que este primer libro de la Revelación contiene los misterios de la
prehistoria y los comienzos del Reino de Dios sobre la tierra. Describe, en
particular, la creación del universo y del hombre, la caída de los primeros
padres, la corrupción general, la historia de Noé y el diluvio. Luego el autor
sagrado narra la confusión de las lenguas en la torre de Babel, la separación
de Abraham de su pueblo y la historia de este patriarca y de sus descendientes:
Isaac, Jacob, José, para terminar con la bendición de Jacob, su muerte y la de
su hijo José. En esta sucesión de acontecimientos históricos van intercaladas
las grandes promesas mesiánicas con que Dios despertaba la esperanza de los
patriarcas, depositarios de la Revelación primitiva.
Exodo, es decir, "salida", se llama
el segundo libro, porque en él se narra la historia de la liberación del pueblo
israelita y su salida de Egipto. Entre el Génesis y el Exodo median varios
siglos, es decir, el tiempo durante el cual los hijos de Jacob estuvieron en el
país de los Faraones. El autor sagrado describe en este libro la opresión de
los israelitas; luego pasa a narrar la historia del nacimiento de Moisés, su
salvamento de las aguas del Nilo, su huida al desierto y la aparición de Dios
en la zarza. Refiere después, en la segunda parte, la liberación misma, las
entrevistas de Moisés con el Faraón, el castigo de las diez plagas, el paso del
Mar Rojo, la promulgación de la Ley de Dios en el Sinaí, la construcción del
Tabernáculo, la institución del sacerdocio de la Ley Antigua y otros preceptos
relacionados con el culto y el sacerdocio.
Levítico es el nombre del tercer libro del Pentateuco.
Derívase la palabra Levítico de Leví, padre de la tribu sacerdotal. Trata
primeramente de los sacrificios, luego relata las disposiciones acerca del Sumo
Sacerdote y los sacerdotes, el culto y los objetos sagrados. Con el capítulo 11
empiezan los preceptos relativos a las purificaciones, a los cuales se agregan
instrucciones sobre el día de la Expiación, otras acerca de los sacrificios,
algunas prohibiciones, los impedimentos matrimoniales, los castigos de ciertos
pecados y las disposiciones sobre las fiestas. En el último capítulo habla el
autor sagrado de los votos y diezmos.
Números es el nombre del cuarto libro, porque en su
primer capítulo refiere el censo llevado a cabo después de concluida la
legislación sinaítica y antes de la salida del monte de Dios. A continuación se
proclaman algunas leyes, especialmente acerca de los nazareos, y disposiciones
sobre la formación del campamento y el orden de las marchas. Casi todos los
acontecimientos referidos en los Números sucedieron en el último año del viaje,
mientras se pasan por alto casi todos los sucesos de los treinta y ocho años
precedentes. Descuellan algunos por su carácter extraordinario; por ejemplo,
los vaticinios de Balaam. Al final se añade el catálogo de las estaciones
durante la marcha a través del desierto, y se dan a conocer varios preceptos
sobre la ocupación de la tierra de promisión.
Es esencial que aprendamos cómo nos ayuda hoy estudiar los Libros de la Ley |
El Deuteronomio es, como expresa su
nombre, "la segunda Ley", una recapitulación, explicación y
ampliación de la Ley de Moisés. El gran profeta, antes de reunirse con sus
padres, desarrolla en la campiña de Moab en varios discursos la historia del
pueblo escogido inculcándose los divinos mandamientos. En el primero (1-4, 43),
echa una mirada retrospectiva sobre los acontecimientos en el desierto,
agregando algunas exhortaciones prácticas y las más magníficas enseñanzas. En
el segundo discurso (4, 44-11, 32) y en la parte legislativa (caps. 12-26), el
legislador del pueblo de Dios repasa las leyes anteriores, haciendo las
exhortaciones necesarias para su cumplimiento, y añadiendo numerosos preceptos
complementarios. Los dos últimos discursos (cap. 27-30) tienen por objeto renovar
la Alianza con Dios, lo que, según las disposiciones de Moisés, ha de
realizarse luego de entrar el pueblo en el país de Canaán. Los capítulos 31-34
contienen el nombramiento de Josué como sucesor de Moisés, el cántico profético
de éste, su bendición, y una breve noticia sobre su muerte. El Deuteronomio es,
según dice S. Jerónimo, "la prefiguración de la Ley evangélica"
(Carta a Paulino).
(Los textos fueron tomados de la Sección
Pentateuco de Aciprensa.com)
La Ley es conocida en la codificación de la
Biblia hebrea como La Torá.
Características
de los libros de la Ley
1. Los libros de la Ley
contemplan las normas de Dios para el pueblo de Israel, muchos de los cuales
aplican a nuestro actual.
2. Los libros de la Ley
se fundamenta en el Pacto de Dios con Israel (Éxodo 19)
3. Los libros de la Ley
contemplan normas específicas que tocaban la realidad del pueblo de Israel y
ponían orden en medio de sociedades paganas en las que se desenvolvían.
4. Ninguno de los libros de la Ley es modificado, refutado o
puesto en tela de juicio en el Nuevo Testamento.
5. Los libros de la Ley
fueron reafirmados por los autores del Nuevo Testamento. Hay concordancia y no
contradicción entre sí.
6. Los libros de la Ley si
los aplicamos a nuestro contexto, resultan edificantes especialmente en
aspectos de moral porque las prácticas paganas—caracterizadas por la
inmoralidad—son las mismas que prevalecen en nuestro entorno (perversión
sexual, incesto etc.)
7. Los libros de la Ley
son paralelos a leyes que se conocen desde 1600 a.C., entre los que podemos
citar el Código Hammurabi.
La
Ley ponía freno a Israel
Aunque las normas trazadas en los libros de la
Ley ponían orden al pueblo de Israel, con frecuencia—era una de sus
características--, la quebrantaban. Dios les reconvenía por su actitud, pero
ellos recaían en lo mismo.
El Señor Jesús, durante su ministerio terrenal,
fue claro en enfatizar: “No penséis
que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino
para cumplir”(Mateo 5:17. La Biblia de Las Américas)
Cabe recordar que las Leyes tenían dos categorías
muy particulares: Unas eran de carácter civil, y otras de carácter ritual.
Pautas
para la interpretación de los libros de la Ley
Cuando nos encontramos ante libros de la Ley es
importante formularnos algunas preguntas: ¿Cómo afectaron estas leyes al pueblo
de Israel?¿Cómo se aplican estas leyes a nuestro contexto?¿Cómo debemos
interpretarlas?
Recordemos, y permítame enfatizar en esto, que
muchas de las Leyes todavía tienen particular vigencia para nosotros ahora.
Jamás deje de ver la totalidad de los libros de
la Ley como parte de la Palabra de Dios, inspirada, útil para nuestra
edificación. ¿La razón? Contienen altos estándares que nos pueden resultar muy
útiles hoy, ahora.
Si tiene alguna inquietud, por favor no dude en
escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
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