Es importante tener una visión panorámica de los textos bíblicos que estudiamos |
Una pregunta que se formulan
muchas personas cuando comienzan a caminar en la maravillosa experiencia de
estudiar la Biblia, es: ¿Por qué debemos
elaborar bosquejos de libros y porciones de la Escritura?
Permítame responderle con una
gráfica mental. ¿Qué hace usted cuando desea ver toda la ciudad en su
extensión? Subir hasta el último piso de un edificio puede ayudar; sin embargo,
la visión que tendrá será muy limitada. El horizonte no será amplio.
¿Qué hacemos en tales casos?
Subimos a un montículo o montaña cercanos. Entonces tenemos una visión
panorámica que nos ayuda a determinar dónde quedan los lugares emblemáticos
como alcaldía o ayuntamiento, parque principal, biblioteca, escenarios
deportivos e incluso, la extensión de los sectores o barrios.
Es lo mismo que ocurre cuando
leemos al menos dos veces un libro de la Biblia con el propósito de identificar
su contenido. Lo que obtenemos es una
visión
panorámica. Logramos determinar varios aspectos como:
a. Tema principal del libro
b. Sub temas
c. Temas puntuales o
particulares
Esta visión panorámica aplica
para todo un libro o conjunto de capítulos, pero también, aplica a un capítulo
o conjunto de versículos en particular. En este caso le llamamos panorama
del pasaje o del capítulo.
Cuando elaboramos un estudio del libro y comenzamos a
particularizar segmentos de texto, es decir, irnos hacia los capítulos, estamos
moviéndonos de lo macro a lo micro. Nos vamos acercando al
conjunto de versículos que deseamos estudiar.
Como verá, tanto la visión panorámica del libro como la
visión específica nos ayudan enormemente porque nos hacemos a una idea clara del
contexto.
1. Los capítulos y versículos: Problema o
ayuda
Un estudiante de la Biblia que esté en el proceso de
bosquejar la estructura de un libro, puede encontrar dificultades y--- al mismo
tiempo—, gran ayuda con la división que presentan las Escrituras en capítulos y
versículos. ¿La razón? Muchas veces un capitulo no concluye apropiadamente un
tema, lo deja inconcluso y es necesario acudir al siguiente capítulo para
encontrar el desenlace. Igual ocurre con los versículos.
¿Sabía qué los textos bíblicos
más antiguos en las lenguas originales no estaban divididos en capítulos
ni en versículos? En los “originales” no había separación entre las
palabras, ni vocales, ni signos de puntuación, ni títulos de cabecera que
ayudasen a localizar los pasajes bíblicos. Estas divisiones se incorporaron
durante el Renacimiento cuando se comenzaron a editar los primeros libros con
páginas, títulos, capítulos e índices, para facilitar la lectura.
Las modificaciones en firme se
produjeron durante la Edad Media cuando los masoretas (especialistas
judíos encargados de fijar, conservar el texto exacto de la Biblia),
concibieron una división en frases cortas, pero con sentido completo, lo
cual permitía dar un cierto ritmo a la voz del lector.
La actual división en capítulos
parece haber sido esbozada en el siglo XI por Lanfranc, consejero de
Guillermo el conquistador. En los albores del siglo XIII, en
París, Stephen Langton, profesor en la Sorbona, que llegó a ser arzobispo
de Canterbury, desarrolló la estructura al establecer una división en
capítulos, más o menos iguales o muy similares a la que tenemos en nuestras
Biblias impresas.
Hacia el 1226, los libreros de
París, introducen estas divisiones en capítulos en el texto bíblico, dando
lugar a la que se conoce como la Biblia Parisina. Desde entonces esta división
se hizo universal. En 1565, Teodoro de Beza inscribe los números de
los versículos en el interior del texto mismo.
La división en los capítulos y
versículos tienen sus ventajas y desventajas: Una de las ventajas, por la fácil
ubicación de un texto, pero a la par, una desventaja en el hecho de que las
divisiones no corresponden a la terminación de una idea para abordar la otra.
II. Los libros con y sin estructura
En este punto es importante hacer
notar que hay libros que tienen capítulos o pasajes que son totalmente
independientes y por tanto, no puede definirse fácilmente su estructura. Me refiero
a textos como Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares y las
tres cartas universales de Juan.
Los libros que fácilmente se
pueden bosquejar son Génesis, Job, Jonás, Evangelios, Hechos de los Apóstoles,
Romanos, Efesios, Filemón, y el Apocalipsis.
III. Identificando la estructura o bosquejo
La recomendación siempre será la
misma: Tomar papel y lápiz y comenzar a hacer anotaciones conforme se avanza en
la lectura del texto. Los aspectos que llaman la atención, apuntarlos.
Tenga presente que todo autor
bíblico tenía un propósito en mente. Generalmente ordenó sus ideas. Las plasmó
por escrito con ayuda del Espíritu de Dios le hablaba. No escribieron por
llenar espacio únicamente. Si esa idea nos asiste, nos será más fácil a la
tarea de descubrir las ideas relevantes.
Al acercarnos a las Escrituras debemos hacerlo con mucha responsabilidad para transmitir al mundo un mensaje apropiado |
Cuando vamos definiendo una
posible estructura para el libro o pasaje, vamos teniendo una mayor comprensión
de lo que quería expresar el autor, de la forma como pretendía llegar a los
destinatarios finales y, también, qué buscaba como reacción una vez se leyera
el escrito.
Si bien es cierto hay libros que
nos ayudan con los bosquejos, lo ideal es que usted y yo elaboremos nuestros
propios bosquejos del libro, y por supuesto, de los capítulos.
IV. Definiendo ideas principales y secundarias
Las ideas principales que
encontramos en el libro, nos ayudarán a definir cuál es el mensaje central. Es
necesario valorarlas para mirar cuál está en primer orden. En algunos casos,
varias ideas principales tendrán elementos coincidentes, con lo que resultará
mucho más fácil encontrar la idea central.
Usted una vez define las ideas
principales, las separa. Son los puntos centrales. Ahora, preste atención a un
aspecto interesante: En la mayoría de los casos encontraremos capítulos que
están ligados a esas ideas principales. Si lo que está es estudiando un
capítulo, encontrará versículos que giran alrededor de las ideas principales,
les sirven de soporte.
Hay dos preguntas que resultan
una valiosa ayuda cuando estamos definiendo la estructura o bosquejo de un
libro o un pasaje. Quizá las recuerde. Si no es así, las cito nuevamente: La
primera, ¿cuál es el mensaje principal que encuentro en este libro o pasaje?, y
la segunda: ¿Qué capítulos o versículos giran alrededor del tema principal?
El trabajo se facilita cuando
tenemos en cuenta tres aspectos:
a. Esquema cronológico – Los tiempos transcurridos entre uno y otro
hecho
b. Esquema de
acontecimientos
c. Esquema de temas – Unir los que son afines o complemento uno de
otro
Hay que tener en cuenta la
repetición de frases o palabras clave; los relatos o historias o los temas
puntuales que se abordan.
A continuación le compartimos dos
ejemplos de bosquejos de libros, tomados del autor cristiano, Daniel Alejandro Flores:
Bosquejo del Evangelio de Mateo
I.
Preparación para el ministerio, otoño, 27 d. C., 1:1-13.
II. Ministerio en Galilea, de pascua a pascua, 29-30 d. C., 1:14 a 7:23.
A. Primer ministerio en Galilea, 1:14-34.
B. La primera gira misionera, 1:35-45.
C. Ministerio en y alrededor de Capernaúm, 2:1 a 3:19.
D. La segunda gira misionera, 3:20 a 5:43.
E. La tercera gira misionera, 6:1 a 7:23.
III. Retiro del ministerio público, primavera a otoño, 30 d. C., 7:24 a 9:50.
A. Ministerio en las regiones limítrofes a Galilea, 7:24 a 8:10.
B. Vislumbres de la cruz, 8:11 a 9:50.
IV. Ministerio en Perea, otoño 30 d. C. a primavera 31 d. C., 10:1-52.
V. Conclusión del ministerio en Jerusalén, pascua, 31 d. C., 11:1 a 15:47.
A. Conflictos con los escribas y los fariseos, 11:1 a 12:44.
B. Profecía de Jesús en cuanto a la caída de Jerusalén y su segunda venida, 13:1-37.
C. Arresto y juicio de Jesús, 14:1 a 15:20.
D. Crucifixión y entierro de Jesús, 15:21-47.
VI. Resurrección y apariciones de Jesús, 16:1-20.
I.
Nacimiento, infancia y niñez, 1:1 a
2:23.
A. Antes del nacimiento de Jesús, 1:1-25.
B. La niñez de Jesús, 2:1-23.
A. Antes del nacimiento de Jesús, 1:1-25.
B. La niñez de Jesús, 2:1-23.
II. Preparación para el ministerio, otoño (septiembre-noviembre) de 27 d. C., 3:1 a 4:11.
A. Ministerio de Juan el Bautista, 3: 1-12.
B. El bautismo, 3:13-17.
C. La tentación, 4:1-11.
III. Ministerio en Galilea, de pascua a pascua, 29-30 d. C., 4:12 a 15:20.
A. Comienzos del ministerio en Galilea, 4: 12-25.
B. El Sermón del Monte, 5:1 a 8:1.
C. El poder de Jesús sobre la enfermedad, la naturaleza y los demonios, 8: 2 a 9:34.
D. Instrucción sobre métodos de evangelización, 9:35 a 11:1.
E. La delegación enviada por Juan el Bautista, 11:2-30.
F. Conflicto con los fariseos, 12:1-50.
G. El sermón junto al mar: parábolas del reino, 13:1-52.
H. Fin del ministerio público en Galilea, 13:53 a 15:20.
IV. Terminación del ministerio público, primavera a otoño (marzo-noviembre), 30 d. C., 15:21 a 18:35.
A. Ministerio en las regiones vecinas a Galilea, 15:21-39.
B. Nuevos conflictos con los fariseos, 16:1-12. 269
C. Preparación para la cruz, 16:13 a 17:27.
D. La importancia de la humildad en las relaciones humanas, 18:1-35.
V. Ministerio en Perea, otoño a primavera (septiembre-mayo), 30-31 d. C., 19:1a 20:34.
A. Enseñanzas en Perea, 19:1 a 20:16.
B. El último viaje a Jerusalén, 20:17-34.
VI. Ministerio final en Jerusalén, pascua, 31 d. C., 21:1 a 27:66.
A. Conflicto con los escribas y fariseos, 21:1 a 23:39.
B. Instrucciones en cuanto a la segunda venida de Cristo, 24:1 a 25:46.
C. El arresto y el juicio, 26:1 a 27:31.
D. La crucifixión y la sepultura, 27:32-66.
VII. La resurrección; apariciones posteriores, 28:1-15.
A. La gran comisión, 28:16-20.
(Texto de Daniel
Alejandro Flóres)
Bosquejo del Evangelio de Marcos
I.
Preparación para el ministerio, otoño, 27 d. C., 1:1-13.
II. Ministerio en Galilea, de pascua a pascua, 29-30 d. C., 1:14 a 7:23.
A. Primer ministerio en Galilea, 1:14-34.
B. La primera gira misionera, 1:35-45.
C. Ministerio en y alrededor de Capernaúm, 2:1 a 3:19.
D. La segunda gira misionera, 3:20 a 5:43.
E. La tercera gira misionera, 6:1 a 7:23.
III. Retiro del ministerio público, primavera a otoño, 30 d. C., 7:24 a 9:50.
A. Ministerio en las regiones limítrofes a Galilea, 7:24 a 8:10.
B. Vislumbres de la cruz, 8:11 a 9:50.
IV. Ministerio en Perea, otoño 30 d. C. a primavera 31 d. C., 10:1-52.
V. Conclusión del ministerio en Jerusalén, pascua, 31 d. C., 11:1 a 15:47.
A. Conflictos con los escribas y los fariseos, 11:1 a 12:44.
B. Profecía de Jesús en cuanto a la caída de Jerusalén y su segunda venida, 13:1-37.
C. Arresto y juicio de Jesús, 14:1 a 15:20.
D. Crucifixión y entierro de Jesús, 15:21-47.
VI. Resurrección y apariciones de Jesús, 16:1-20.
(Texto de Daniel
Alejandro Flóres)
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Fernando Alexis Jiménez
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