Las Cartas del Nuevo Testamento tienen mucho que enseñarnos |
Fernando Alexis Jiménez
Cuando hemos leído con detenimiento buena parte del Nuevo Testamento: Los
Evangelios y le libro de los Hechos de los Apóstoles, nos hallamos ante un
nuevo reto, enriquecedor y apasionante: Las 21 Cartas.
Recordemos un poco lo que hemos estudiado hasta el
momento. Los Evangelios nos hablan de Jesús y su ministerio terrenal; el libro
de los Hechos nos relata el surgimiento y a la vez, el afianzamiento de los
primeros creyentes a quienes se llamó cristianos, y en las Cartas se nos
brindan pautas sobre la manera práctica de vivir como cristianos.
El apóstol Pablo fue el que más escribió epístolas:
13 en total; le sigue Juan con 3 cartas, Pedro 2, Judas 1 y Santiago 1. ¿Qué
decir de Hebreos? Aun cuando personalmente creo que la autoría del apóstol
Pablo, muchos teólogos difieren de esta perspectiva y la atribuyen a un erudito
creyente del primer siglo, aun cuando no lo identifican plenamente.
Las epístolas se escribieron entre los años 48 y 70
de nuestra era cristiana.
¿Cuál es el propósito de las Cartas?
Como hemos anotado, las Cartas ofrecen principios
valiosísimos sobre cómo vivir a Cristo Jesús en medio de una sociedad sin
principios y valores—ocurría en el primer siglo y sigue latente hoy--.
Los autores tenían la meta de que, una vez leída por
un grupo de creyentes, los materiales fueron compartidos en otros espacios. Es
decir, aun cuando tenían un destinatario o quizá destinatarios específicos,
bien podían ser leídas por otras personas porque Cristo era el centro del
mensaje y todos podían edificarse.
Generalmente abordan temas específicos y contienen
ideas cuidadosamente organizadas, casi que en bloques, en los que se despejan
interrogantes de los primeros creyentes y se arrojan luces sobre la forma de
vivenciar su fe.
¿Cómo se escribieron? Una buena parte de ellas se
redactó con la ayuda de amanuenses, que eran secretarios o escribientes de la
época (cf. Romanos 16:22; Gálatas 6:11; 2 Tesalonicenses 3:17)
¿Cómo era su estructura? Se componía de tres puntos
básicos: el Saludo, la Enseñanza o cuerpo de la carta, y finalmente, la
despedida.
¿Cómo podemos interpretar las Cartas?
Las Cartas del Nuevo Testamento –recuerde, son 21 en
total--, tenían dos enseñanzas: Una para los creyentes del primer siglo, y otro
para nosotros, que aplica a las circunstancias en las que nos desenvolvemos.
Son enseñanzas que debemos ser cuidadosos al analizarlas.
Comparto con usted algunas recomendaciones que en
esa tarea de encontrar valiosas enseñanzas de las Cartas, le resultarán
valiosas:
1. Reconozca que los primeros cristianos necesitaban orientación. Sobre esa base, muchas de las enseñanzas
abordaban situaciones muy particulares de los primeros creyentes. No obstante,
y ahí viene lo maravilloso, hay elementos que nos arrojan luces para vivir la
fe hoy día.
2. Las circunstancias del primer siglo no han variado. ¿Le inquieta esta afirmación? Lo comprendo.
Usted me dirá: “El tiempo ha cambiado; hoy somos distintos”. No obstante,
permítame recordarle que la inmoralidad que Dios juzgó en Génesis capítulo 19—en
Sodoma y Gomorra—hoy se ha multiplicado y los problemas del primer siglo, hoy
son mayores que en ese momento. A partir de ahí piense que muchos de los
consejos de las cartas aplican a nuestro tiempo porque hay sinnúmero de
problemas no solo similares sino mayores.
3. El contenido de las Cartas no requiere mayor explicación. Si lo mira con detenimiento, el contenido de
las Cartas del Nuevo Testamento son muy claras y no necesitan mayor análisis,
salvo cuando se refieren al cumplimiento de la Promesa hecha a los judíos y que
se materializó en el Señor Jesús, o tal vez cuando en la carta a los Romanos se
habla de la Ley. Para entender el mensaje, basta mirar las referencias bíblicas
y consultarlas.
4. Las Cartas son inspiradas por Dios. Igual que el resto de la Biblia, quienes
redactaron las cartas, estaban influidos por el mover poderoso de nuestro amado
Padre celestial.
5. Las Cartas respondieron a situaciones específicas. Esos temas que se abordan, nos ayudan a
nosotros hoy. Generalmente son las mismas preocupaciones e interrogantes que
asaltaban a los nuevos creyentes del primer siglo, y que han persistido en el
tiempo.
Dios habló al corazón de los autores de las Cartas novotestamentarias |
6. Es necesario tener el contexto. No es algo nuevo, ¿Verdad? A lo largo de este
estudio siempre hemos insistido en la necesidad de leer lo que está antes y lo
que hay después.
¿Cómo se aplican las enseñanzas de las Cartas a nuestra vida?
Si está leyendo las Cartas del Nuevo Testamento,
simplemente resalte aquellos aspectos que considera relevantes y que tienen
aplicación a nueva vida cotidiana como creyentes.
En ese proceso, subraye también los aspectos que
sólo aplicaban al momento en que se escribieron los pasajes. Sin duda, las
enseñanzas le ayudarán en el momento actual, porque despejarán muchas preguntas
que quizá le asalten, luego habrá aprendido algo.
Tenga en cuenta que las enseñanzas son muy
importantes porque si bien es cierto son Epístolas del Nuevo Testamento,
coinciden y reafirman muchas de las enseñanzas que se encuentran en el Antiguo
Testamento. No se contradicen en absoluto.
Me alegra saber que ha venido avanzando en el
estudio Escritural. Recuerde que si deseamos ser excelentes estudiantes de la
Biblia, es necesario que tengamos en cuenta las reglas que hemos aprendido
hasta el momento, y ser muy cuidadosos de los detalles.
Pronto aprendemos el último aspecto del Nuevo
Testamento, el libro profético de Apocalipsis. Puedo asegurarle que también le
resultará apasionante.
Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en
escribirnos a webdeestudiosbiblicos@gmail.como
o llamarnos al (0057)317-4913705.
© Fernando Alexis Jiménez
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